Algunos niños caen rendidos en el aeropuerto de Doha (Qatar) durante el retraso del vuelo hacia Yakarta (Indonesia).
Primer contratiempo de nuestro viaje a Indonesia. El avión que nos debía llevar de Doha (Qatar) hasta Yogiyakarta sencillamente no ha levantado el vuelo. Cuando todos los pasajeros habíamos tomado asiento dentro de la cabina, un mensaje del capitán nos ha informado que el avión debía regresar a la puerta de embarque por problemas técnicos. Hemos permanecido cerca de una hora dentro de la cabina viendo como se acercaban coches de asistencia del aeropuerto a nuestro avión, sin mucha más información.
Pasada la primera hora, el capitán ha vuelto a dar una mala noticia, debíamos desembarcar y volver a la sala de espera de la puerta de embarque. Allí hemos permanecido otra hora y media sin más entretenimiento que deglutir los snacks y otras golosinas que los miembros de la aerolínea en el aeropuerto han tenido a bien traernos.
Sin saber más acerca de nuestro vuelo, de repente hemos observado como el capitán, junto con su segundo de abordo y el resto de la tripulación, aparecían en la sala de espera, tirando de sus respectivas maletas con ruedas. Señal inequívoca que definitivamente el avión, “nuestro avión”, se iba a quedar en tierra. Acto seguido, sin mediar palabra, las familias con niños han empezado a cambiar de sala. El resto del pasaje hemos hecho exactamente lo mismo. Y aquí estamos, a la espera de que podamos embarcar en otro avión rumbo a Yakarta, tres horas y media, desde la hora prevista del despegue.
Los pequeños han sido los primeros en caer. Duermen despreocupados, tumbados sobre los cómodos asientos de la sala donde se encuentra nuestras supuesta puerta de embarque. Mientras, sus padres también “coquetean” con el sueño. Son muchos los que, pasada la indignación inicial, se relajan y van progresivamente recostándose en busca de una postura digna con la que echar una cabezadita. Algunos sostienen la cabeza con las manos, mientras otros se dejan llevar por el cansancio y duermen a boca abierta.
Echando la vista atrás, pensando en los preparativos para el viaje nunca hubiera imaginado ver amanecer en Qatar, a través del cristal de una de las vidrieras del aeropuerto internacional de Doha. Tampoco entraba dentro de nuestros cálculos perder el vuelo que nos debía conectar de Yakarta a Yogiyakarta. Y mucho menos habíamos contemplado la posibilidad de tener que echar mano tan pronto de los servicios de nuestra agente de seguro de viajes, la “pobre” Pilar. Todavía resuenan en mi cabeza las últimas palabras que me dijo por teléfono mientras esperaba para embarcar en Barcelona: “Esperemos que no me tengas que llamar para nada”. Llamar no la hemos llamado pero cuando se despierte esta mañana, en unas horas, se encontrará con un email nuestro. Curiosa forma de empezar nuestro viaje.
Mi consejo es contactar con Refund.me, una empresa dedicada a las reclamaciones de vuelos que han sufrido problemas. Creo que es la única manera de que te hagan caso.
Muchas gracias por la información. Resulta que el vuelo que nos habían reservado para el día siguiente estaba lleno, así que hemos tenido que esperar a que nos pusieran otro vuelo más tarde. En fin, ya estamos en Yogyakarta!