
Héctor Boix Alonso, neonatólogo del servicio de neonatos del Hospital Vall de Hebrón.
Ayer día del apóstol Santiago nació en Barcelona, el primer bebé afectado por microcefalia asociada al Zika registrado en Europa. La mujer embarazada había viajado a Latinoamérica y contrajo el dengue, además del zika. Fue detectada y monitorizada por el hospital Vall de Hebrón, junto con el resto de las 21 mujeres gestantes de las que se tienen indicios que podrían haber contraído la dolencia. A pesar de que el centro informó a la familia que el bebé presentaba malformaciones a las 20 semanas de embarazo, los padres decidieron continuar adelante.
A partir de ahora se plantea un gran abanico de posibilidades en cuanto al futuro del pequeño/a. Para Héctor Boix Alonso, neonatólogo especializado en recién nacidos del servicio de neonatos del Vall de Hebrón «todavía se está estudiando si además de la microcefalia, el recién nacido presenta alguna patología o secuela más que pueda determinar un pronóstico». Boix insiste en no hacer más referencias sobre el primer caso de un nacimiento con microcefalia que las ya que se hicieron en la rueda de prensa en el día de ayer. Aún así aporta algunas pautas registradas en casos de niños afectados por la dolencia.
«Todos los niños con microcefalia presentan un pronóstico complicado de dependencia y de dificultades cognitivas», apunta como introducción el neonatólogo. Un niño con un cerebro más pequeño de lo normal afronta dificultades en el aprendizaje y las capacidades intelectuales. «Lo más probable es que no pueda valerse por sí mismo, que no puedan seguir una escolarización normal y que necesiten ayuda de las familias o de un cuidador «, asegura Boix.
Los pequeños afectados por microcefalia parten de un perímetro cefálico que está por debajo de todos los registros «normales». Su crecimiento seguirá una curva que continúe situándose por debajo de las cifras habituales. Eso quiere decir que el niño continuará teniendo una cabeza pequeña con respecto al resto de los niños de su edad. En cuanto a la esperanza de vida, depende mucho de las complicaciones que puedan estar asociadas a la microcefalia.
Puesto que la enfermedad puede estar provocada por un virus, -como en el caso del zika-, pero también por una malformación genética, dependerá de ese virus o esa anomalía genética que el niño vaya a vivir más o menos, mejor o peor. «Las infecciones por virus pueden ir asociadas a calficicaciones o alteraciones en la formación del cerebro, y las complicaciones genéticas pueden conllevar la malformación de otras partes del cuerpo», señala el neonatólogo del Vall de Hebrón. xNormalmente los niños con microcefalia sufren infecciones asociadas a esta dolencia. «Las afectaciones motoras hacen que los pequeños no respiren bien y sean más propensos a padecer infecciones respiratorias como por ejemplo neumonías», aclara Boix.