EL PRODIGIOSO HALLAZGO DE LA CARA DEL PRIMER EUROPEO

Los paleoantropólogos creen que el rostro encontrado ayudará a saber el origen del rostro “tan moderno” del Homo antecessor

Los homínidos de Atapuerca convivían con hipopótamos y tortugas en un entorno de clima templado con grandes masas de agua

Restos del maxilar de 1,4 millones de años encontrados en la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos). IPHES-CERCA

Por Diego Sánchez (Burgos)

Lo que parecía ser “otro día más en la oficina” para Edgar Téllez, -arqueólogo predoctoral del equipo de investigación de Atapuerca (Burgos)-, se ha convertido en el descubrimiento de la cara del primer europeo con aproximadamente 1,4 millones de años de antigüedad. El hallazgo tuvo lugar a primera hora de la tarde del pasado 30 de junio. “Yo trabajaba en el cuadro K29, -del nivel TE7 de la Sima del Elefante-, y salió un pegote de arcilla con un fragmento de un hueso que estaba muy sucio. Honestamente en ese momento no sabía que se trataba de un resto humano”, cuenta con franqueza este investigador que quiere especializarse en zooarqueología. Posteriormente aparecieron varios fragmentos de raíces dentales de homínido que ya hicieron pensar a la arqueóloga e investigadora del IPHES-CERCA y co-coordinadora de la Sima del Elefante, Rosa Huget, que los restos encontrados correspondían a un maxilar. “Estamos ante el resto humano más antiguo de la Europa occidental, nos permitirá conocer cómo era la cara de esos primeros homínidos que vivieron en Europa y que hasta ahora no sabíamos”, cuenta Huget.

El arqueólogo Edgar Téllez trabajando en el cuadro K29 donde se encontraron los restos (Atapuerca, Burgos) Diego Sánchez

En la campaña de excavación de 2007 se encontró otro fragmento de mandíbula de 1,2 millones de años en el nivel nueve, prácticamente tres metros por encima de los restos actuales. En aquel momento se determinó que era el vestigio humano más antiguo de Europa. Los análisis paleoantropológicos capitaneados por José María Bermúdez, uno de los tres codirectores de los yacimientos de Atapuerca, -junto con Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga-, llegaron a la conclusión que faltaban datos para poder considerarlo Homo antecessor (que vivió en el Pleistoceno inferior). Por lo que se dejó como Homo sp (especie de Homo). Los arqueólogos consideran que el descubrimiento de entonces y el de ahora corresponden a individuos distintos, pero que pertenecerían a la misma población y a la misma especie.

Homo antecessor, un rostro muy moderno

Lo extraordinario del hallazgo de esta nueva cara, -la más antigua hasta la fecha-, es que podrá arrojar luz sobre cual fue el origen del peculiar rostro del antecessor, encontrado en el yacimiento de la Gran Dolina. Desde el descubrimiento de esta nueva especie de homínido, en 1994, la gran discusión científica ha sido saber de dónde venía ese rostro tan moderno. “Una gran parte de los rasgos del antecessor son muy sapiens, con unas fosas que son muy propias de nuestra cara, -distinta de los neandertales-, y muy distintos a esa idea que a veces teníamos los arqueólogos de que a medida que vas hacia atrás en el tiempo la cara de los homínidos debía ser primitiva, más distinta a la nuestra”, explica la investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA). Ahora, el maxilar de la Sima del Elefante se podrá comparar con la cara del antecessor para intentar conocer de dónde viene esa cara tan parecida a nosotros.

Equipo de excavación de la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos). Diego Sánchez

¿Poblaciones de homínidos estables en Atapuerca?

Además de poder conocer su semblante y como era el individuo, los investigadores también esperan determinar cuáles eran sus técnicas de subsistencia. El trozo del maxilar y la parte del pómulo derecho hasta el orbital encontrados hace unos días son fruto de esa población que llegó a Europa hace alrededor de 1,4 millones de años. Asociados al nivel de excavación siete han aparecido restos de industria lítica (herramientas de piedra). Este mismo mes de junio, antes de la aparición del maxilar, el descubrimiento estrella en Atapuerca era una costilla de un animal con marcas de corte y una lasca de cuarzo tallada. Evidencias indirectas del consumo de animales por parte de los homínidos. La pregunta ahora es, ¿dónde se coloca este descubrimiento en la línea evolutiva?

Uno de los grandes debates entre los paleoantropólogos ha sido definir con seguridad de dónde vienen las primeras colonizaciones europeas. Al principio se pensaba que el Homo antecessor tenía un origen africano, pero a medida que se han excavando los yacimientos en Asia, han ido apareciendo pistas que sostienen que también podría tener orígenes asiáticos. Los investigadores también creen que la cara hallada podría dar respuesta a algo sobre lo que se ha discutido mucho: la continuidad de la presencia de homínidos en la zona. Frente a aquellos que aseguran que su aparición responde a poblaciones marginales, Eudald Carbonell y la propia Huget sostienen que la repetida aparición de restos humanos, -desde los 800.000 hasta ahora los 1,4 millones de años-, abre la posibilidad de la existencia de poblaciones más o menos estables. “Si hemos encontrado restos que nos dicen que los homínidos podían subsistir por sus medios, sin necesidad de ser carroñeros, y sabemos que Atapuerca era rica en recursos naturales, ¿entonces porque no podrían haber sobrevivido?”, se pregunta la investigadora.

El maxilar encontrado en el cuadro K29 del yacimiento de la Sima del Elefante (Atapuerca, Burgos). IPHES-CERCA

El arqueólogo que encontró la cara abrumado

Ajeno a tanto revuelo científico ha continuado trabajando sobre el ya célebre cuadro K29 hasta que ha terminado la campaña de excavación de este año. Para él la novena. Sigue como si nada empuñando la paletilla y la brocha, y llenando con la escombrera la cubeta de sedimentos que luego serán cribados en el río. “Se pone el foco en una persona, pero la verdad es que me tocó a mi yo como pudo haber sido mi compañera que había estado trabajando días antes. Esto es el fruto de 40 años de trabajo”, asegura el arqueólogo, quien además confiesa que se siente un tanto abrumado por la expectación generada. “La repercusión mediática que tiene esto es totalmente inesperada, y no estamos acostumbrados a lidiar con periodistas. Hasta incluso ha venido la ministra de Ciencia”, reconoce sorprendido. Dada la envergadura del hallazgo, el equipo de excavación celebró el descubrimiento varias veces. El mismo día por la tarde, a la mañana siguiente cuando hubo confirmación definitiva por parte del CENIEH (Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana) y el día de la rueda de prensa ante los medios. “Ese día fue uno de los más emotivos que he vivido. Había mucha gente, desde los arqueólogos más nuevos a los que llevan 40 años excavando. Uno trata de pasar desapercibido pero esto tiene pinta de que no va a ser así”.

Entrada a los yacimientos de Atapuerca (Burgos) Diego Sánchez.

Clima templado en la Atapuerca de hace 1,2 millones

“Ahora somos conocidos internacionalmente por esta cara, y coloca Atapuerca en un lugar en la historia de la evolución humana muy importante”, reconoce la coordinadora del yacimiento. La Sima del Elefante tiene una caída de 25 metros de profundidad. Nunca hubo ocupación humana. Lo que tenemos en esa parte de la sierra burgalesa es una fisura por la que durante centenares de miles de años iban entrando todo tipo de restos muy probablemente arrastrados por las riadas. Es en la entrada de la cueva, donde más probabilidades había de hallar fósiles y es precisamente ahí donde se ha encontrado el maxilar. Así que, lo que los arqueólogos descubren excavando sirve para hacer una foto fiable del ecosistema en el que vivían los primeros pobladores europeos. Se sabe que había hipopótamos, castores y tortugas. Evidencias claras de que en el exterior había grandes masas de agua, que no se congelaba en invierno y que el clima era templado. También se conoce, mediante muestreos del polen fosilizado, que debía haber avellanos y olivos. “Entonces el clima que había aquí, alrededor de 1,2 millones de años era un clima mediterráneo templado continental, muy distinto al que tenemos ahora en estas latitudes en España”, cuenta la investigadora del IPHES-CERCA.

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