La carretera C-55 que conecta las localidades de Abrera y Manresa  en Catalunya es una de las que registra mayor siniestralidad del conjunto de las vías españolas. En el último año han perdido la vida 15 personas. Con tan sólo 30 kilómetros de recorrido son numerosos los accidentes que se concentran en ese tramo. Un trazado con curvas, mal pavimentado en algún punto, carriles de incorporación con poca visibilidad, etc. Una mezcla peligrosa que para los vecinos de la zona miembros de la plataforma «No més morts C-55» ha durado ya muchos años. En la última década, 79 personas han perdido la vida en el asfalto. El último ha sido un joven de 21 vecino de Olesa de Montserrat, y compañero de clase de la anterior víctima de la C-55.