Siendo algo más grande que la Isla de Cabrera (en las islas Baleares), los 21 km cuadrados de Koh Tao dan mucho de sí. Esta pequeña isla situada en el golfo de Tailandia forma parte, junto con Ko Samui y Ko Phangan-, del famoso tridente turístico. Aunque cada una atrae motivaciones bien diferentes. Si bien en Koh Samui se reserva la isla para un turismo más familiar, con playas paradisíacas y “resorts” de lujo o semilujo, en Koh Phangan son bien conocidas las “raves” o fiestas en las playas durante las noches de luna llena (Full Moon Party). Mientras, Koh Tao, con casi 60 escuelas de buceo, es el lugar ideal para aprender a hacer submarinismo o “scuba diving”.
En Koh Tao existe una gran variedad de especies marinas, como en la mayoría de lugares costeros del trópico. Son aguas mucho más cálidas que las del Mediterráneo, de donde somos. Además, el entorno se encuentra entre pequeños islotes recubiertos de exuberante vegetación. Cada año, más de 30.000 personas se acercan a la isla para hacer algunos de los cursos de buceo que ofrecen dichas escuelas. El más común, -por ser el de iniciación-, es el llamado «Open Water» o de aguas abiertas. Una vez finalizado, el aspirante a buceador debe haber descendido a una profundidad de 18 metros y conocer las técnicas básicas del buceo recreativo.
Dadas estas circunstancias la isla ha dejado de ser únicamente una inmensa extensión de selva y cocoteros, para dejar paso a centenares de bungalows, restaurantes a pie de playa y, lamentablemente, toneladas y toneladas de basura que acaban en el mar. Un precio demasiado alto el que hay que pagar para disfrutar del fondo mar, a pesar de que muchos de los que vienen aquí sencillamente lo pasan por alto.
¡Pura Vida! Esta es la expresión que mejor define la esencia de Costa Rica. Se utiliza para dar a entender al otro, -por ejemplo-, en una conversación, que está bien, que le parece fantástico lo que le están diciendo, o que desea lo mejor para la otra persona. Aunque, en Tailandia, Pura Vida, -y más concretamente en Koh Tao-, significa la escuela de buceo española. En la gran mayoría de escuelas de la isla puedes recibir tu formación como submarinista en Español, como en muchas otras lenguas. Pero ésta es la única fundada por vascos y catalanes. Lleva abierta cerca de un año y medio, y en este tiempo ha visto multiplicado varias veces el número de instructores.
Si os interesa el contacto os informo que una vez que lleguéis a la isla desde la localidad costera de Chumphon (en el Golfo de Tailandia), tenéis que salir del puerto y doblar a mano izquierda. Deberéis seguir recto, en paralelo a la costa, hasta llegar a un lugar que se llama Crystal Resort. De allí tendréis que adentraros hacia el interior hasta llegar a una cuesta. Subidla y al final toparéis, a un lado, con la comisaría de la Policía, y al otro, con un colegio. Vais por el buen camino, no desfallezcáis. De allí debéis continuar recto unos 300 metros y ya estaréis en la mismísima puerta de Pura Vida Diving School.
Primer paso para obtener el título de Open Water: encontrar alojamiento. Puede parecer fácil pero no os confiéis. Julio y Agosto son dos meses fuertes en la isla, sobretodo en los días previos o posteriores a la fiesta de la luna llena en Ko Phangan. Así que hay varias opciones, pagar el curso con el alojamiento incluido, que ronda los 8.500 baths (unos 212 euros), en este caso la escuela se encarga de buscar una habitación. O podéis pagar 7.600 baths únicamente por el curso (unos 190 euros) y buscaros vosotros mismos el alojamiento. Esto último es lo que hicimos nosotros, y a la fuerza porque cuando llegamos a la isla, tenían todas las habitaciones completas.
Así que, una vez alojados el segundo paso para los estudiantes del buceo recreativo es ver relajadamente un vídeo, -de una hora y media de duración-, donde se explican los principios básicos de este deporte. No me detendré ahora en daros más información sobre en qué consiste porque el vídeo no es más que una primera toma de contacto. Las verdaderas lecciones llegan el segundo día. Y hay que ir con los deberes hechos. En la escuela prestan manuales que hay que leer para posteriormente responder a unas preguntas. Para el primer día de estudio, sólo los capítulos 1, 2 y 5 del librito.
A la mañana siguiente, a eso de las 9h la instructora Mati nos impartió una primera clase teórica: el equipo. En primer lugar se encuentra la mal llamada “bombona” de oxígeno, a la que a partir de este momento haremos referencia como tanque de aire. Está hecho de aluminio y tienen una capacidad de 12 litros de aire comprimido, o lo que es lo mismo 200 bares de presión (o 2.400 litros de aire descomprimido). Y digo aire y no oxígeno porque lo que hay dentro del tanque es la misma combinación de gases que se encuentra en la superficie (80% nitrógeno y 20% oxígeno).
Para tener la total seguridad de que nuestro tanque funciona perfectamente tendremos que fijarnos en las pegatinas e inscripciones que lleva en el exterior. Las pegatinas indican la última revisión anual donde se controlan aspectos como que no haya restos de salitre o galvanización. La segunda marca está inscrita en la misma pared del tanque hace referencia a la revisión por la que han de pasar cada cinco años. Se trata del test hidrostático. En este caso, los tanques son sumergidos en agua y se les llena con una presión mucho más alta que la que pueden soportar. Eso les hace deformarse. Una vez desalojada la presión, si no vuelven a su forma anterior, los tanques deben ser desechados como medida de precaución.
Segundo elemento: el chaleco. Además de tener un par de tiras con las que se sujeta al tanque, es el encargado de otorgarnos flotabilidad en el agua. Por medio de un conducto llamado “tráquea”, que va conectado al tanque a través de un latiguillo de presión, se puede inflar y desinflar en cuestión de segundos. En el buceo recreativo existen tres tipos de flotabilidades. A la primera se la denomina positiva. Es la que únicamente se utiliza en la superficie. Una vez nos tiramos del barco, llenamos el chaleco al máximo para poder flotar sin tener que aletear o hacer esfuerzos. La flotabilidad negativa nos la dan los pesos de plomos que llevaremos ajustados a un cinturón y que nos permitirán descender cuando el chaleco esté totalmente desinflado . Y por último tenemos la flotabilidad neutra que únicamente la utilizaremos bajo la superficie del agua para desplazarnos a una profundidad constante. Es a base de una justa mezcla de plomos y aire dentro del chaleco que nos dará estabilidad para evitar hacer esfuerzos con las aletas.
Tercer elemento: el regulador. Podríamos definirlo como el “pulpo” de cuatro brazos (conductos) que es la pieza que nos permite respirar. Tiene dos fases, la primera es la junta que conecta la válvula “tórica” del tanque con el regulador. Una vez conectada, dos conductos van para la derecha y otros dos para la izquierda desde la parte posterior del chaleco y por encima de nuestros hombros. Son la llamada segunda fase. Uno de los de la izquierda es el latiguillo que conecta a la tráquea, del que ya os he hablado, y el otro es el que acaba en una consola con un manómetro y un profundímetro.
Una vez abierta la llave de paso del tanque el manómetro nos marcará la cantidad de aire disponible (normalmente entre 180 y 200 bares). Por otro lado, el profundímetro nos dará la profundidad a la que estamos mientras hacemos la inmersión. Los dos conductos de la derecha acaban en dos reguladores que en definitiva son dos válvulas de demanda de aire. Es la parte que va en la boca del buceador y a cada inspiración entregan aire y con cada exhalación, dejan salir CO2 y el agua que se haya podido acumular. Y el por qué de que haya dos es porque uno será de uso principal y el segundo sólo se utilizará para una emergencia propia o de un compañero.
Cuarto elemento: el traje de neopreno. Es sabido que bajo el agua perdemos calor 25 veces más rápido que fuera de ella, por lo tanto es conveniente el uso de un traje que mantenga nuestro calor corporal el máximo tiempo posible. Existen, varios tipos, de diferentes tamaños, más largos que llegarían a la altura de los tobillos, y más cortos, hacia la pantorrilla.
Quinto elemento: máscara y aletas. La primera nos permite ver bajo el agua, y las segundas nos facilitan el desplazamiento en el agua. La clase teórica acaba con la explicación sobre la importancia de recordar la siguiente frase mnemotécnica: Cada Persona Trabaja Ayudando a la Otra. De momento os dejo con la intriga por conocer el significado que encierran estas palabras colocadas estratégicamente.
Y llega el momento de subirnos al barco. Las inmersiones en Pura Vida suelen hacerse a las siete de la mañana, a las 12 del mediodía. Y en el caso de hacerse alguna nocturna, a las siete de la tarde. Nuestra primer bajada fue al mediodía. El cielo estaba nublado y amenazaba tormenta, aún así el barco zarpó del puerto rumbo a la zona de coral llamada Japanese Gardens. Sobre la embarcación, -para quién no lo sepa-, un barco de buceo tailandés es bien sencillo. Está construido con madera, y cuenta con dos pisos y con una parte delantera en donde se colocan los tanques. Alberga también una pequeña zona seca en la parte posterior (una especie de alacena donde dejar la ropa para cambiarnos después de la inmersión), un pequeño cuarto de baño, y por supuesto la cabina del capitán. Lugar al que tenemos prohibida la entrada expresamente. Al timón y los aparejos, dos lugareños que se encargan de dirigir la embarcación. Esa es toda la tripulación necesaria.
El barco salió del hervidero de embarcaciones repletas de ansiosos buceadores amateurs, que es el puerto, sobre la una de la tarde. Ya en el barco conocimos a Tago, él iba a ser nuestro instructor durante las siguientes cinco inmersiones. Una vez llegados al punto de buceo localizado entre dos pequeños islotes selváticos comunicados por un istmo de fina línea de arena, nos dispusimos a colocarnos todo el equipo. Llegó el momento en que tuvimos que poner en práctica la famosa frase de “Cada Persona Trabaja Ayudando a la Otra” ¿Os acordáis?
En el buceo existen varias máximas. Sin duda una de ellas es “nunca bucees solo”. Siempre has de bucear con al menos otra persona. Un compañero que pueda ayudarte en caso de emergencia y al que tú puedas echar un cable en caso de él lo necesitara. En pocas actividades tu vida depende tanto del otro. Tan importante es el papel del compañero o pareja, que justo antes de enfundarnos las aletas, nos debe comprobar o chequear que el equipo está correctamente dispuesto. A lo que nosotros, como buenos “partners” (compañeros) que somos respondemos del mismo modo “chequeando” (comprobando).
“Cada” (Chaleco) corresponde a comprobar la capacidad de hincharse del Chaleco ajeno. Lo comprobamos mediante el hinchado automático o manual, con el boca a boca. “Persona” (Pesos), hay que comprobar si el cinturón que lleva adosados los pesos se podría sacar fácilmente. “Trabajando” (Tiras), comprobamos que las tiras que sujetan el tanque de lo sostienen bien firme en la posición adecuada. “Ayudando” (Aire), hay que asegurarnos de que el suministro de Aire será el correcto. Para ello se comprueba que aún utilizando a la vez los dos reguladores de un equipo, la aguja del manómetro no se mueve de los 200 bares. “Otro” (OK), se trata de la comprobación final, comprobar que nuestro compañero tiene a punto la máscara y las aletas.
Con todo el equipo preparado y ajustado a nuestro cuerpo fue el momento de dar el primer salto al agua desde una de las escotillas del barco. Para nosotros representaba dar un gran salto. Precisamente ese iba a ser nuestro estilo de entrada al mar, “paso de gigante”. Consiste en, con la mano derecha sujetando máscara y regulador, y con la derecha el cinturón de pesos, mirar hacia el horizonte y alargar un pie cualquiera hacia adelante, dejándose caer. Este tipo de entrada también se conoce como “tijeras abiertas”, por la disposición que toman las piernas del buceador al entrar al agua. La sensación es la misma que debe sentir un astronauta pertrechado de su traje espacial, saltando a la ingravidez. A nosotros se nos abría un nuevo mundo maravilloso totalmente desconocido.