«HICE LO QUE TENÍA QUE HACER COMO PRESIDENTE DEL PALAU»

Félix Millet fue a declarar en silla de ruedas para escarnio mediático, después de que sufriera una aparatosa caída que lo alejó del tribunal que tenía que juzgarlo por el caso del Hotel del Palau. “Lo primero, me quiero disculpar ante el Tribunal por no poder venir”, pronunció ante la sala con voz cargada y quejumbrosa. Dos semanas después se reanudaba el juicio contra él y otros cinco imputados por supuestas irregularidades en el proyecto de edificación de un hotel en las inmediaciones del Palau de la Música Catalana.

“En estos momentos mi situación mental es difícil porque estoy tomando muchos calmantes y mentalmente estoy un poco tocado, en el sentido de que no soy yo”, dijo Millet enajenándose del proceso en su contra que ya estaba en marcha. Las alarmas se encendieron momentáneamente en la sala cuando el ex presidente del Palau pidió no declarar. Insistía en ratificarse  en la confesión que ya hizo durante la fase de instrucción y que éstas declaraciones tuvieran validez durante el proceso. Algo a lo que no accedió la juez Mª Magdalena Jiménez,  “no es posible porque las pruebas se realizan en este juicio”. Además insistió la magistrada en la capacitación del acusado para contestar. “La opinión del informe forense dice que está usted en condiciones de declarar”, espetó la magistrada ante el acusado.

Ante el no rotundo del tribunal, Horacio Oliva, abogado de Félix Millet solicitó que se reprodujera de forma íntegra la grabación de la declaración que su cliente hizo durante la instrucción y que ésta se considerara como prueba. Otra vuelta de tuerca más para un juicio que se presumía eterno y otra negativa de la juez Magdalena Jiménez que no iba a permitir más retrasos, después de haber hecho encaje de bolillos con fiscal y letrados para aplazarlo, tras la rotura de fémur de Félix Millet.  “Sólo va a contestar a su letrado”, fue la respuesta de la defensa del ex presidente del Palau.

“¿Realizó algún tipo de presión a algún funcionario del Ayuntamiento de Barcelona o de la Generalitat para que tuvieran algún trato de favor con usted?”, preguntó el letrado Horacio Oliva. “Hice lo que yo creo que tiene que hacer el presidente de una institución”, empezó a responder Félix Millet. Y continuó aclarando que “yo hablé con todos aquellos implicados sobre lo que se iba a hacer, y luego creé un equipo para discutir estos temas”. Fueron las únicas palabras que destinó Millet a responder a cerca del supuesto delito tráfico de influencias que el Ministerio Fiscal le imputa. Poco más se puede extraer de una declaración que duró algo más de tres minutos, preguntas de su letrado incluidas.

Por la tarde y después de un receso, Jordi Montull, mano derecha de Millet al frente del Palau, también negó haber presionado a altos cargos en el Ayuntamiento y Generalitat para que dieran el visto bueno a la construcción del Hotel del Palau. Y en cuanto a los 900.000 euros que Millet y Montull se habrían embolsado supuestamente como comisión pagada por Olivia Hotels, empresa encargada de la construcción, Jordi Montull ha insistido en que “nunca recibimos nada de la empresa de Valderrama (propietario de Olivia Hotels) y que esa cantidad corresponde a los honorarios de los arquitectos”.

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