A CAÑONAZOS CONTRA LOS PISOS TURÍSTICOS

¡Boom¡ Tronaba el cañón de más de doscientos años que los vecinos de la Barceloneta utilizaron el sábado pasado (23 de agosto) para disparar, de forma figurada, a turistas, agencias inmobiliarias y pisos turísticos. Durante casi dos horas cientos de personas recorrieron varias calles del barrio marítimo exigiendo el cierre de las viviendas de uso turístico. “Yo soy nacida en la Barceloneta y esto no lo había visto nunca”, comentaba una manifestante. Se refería a los episodios de incivismo provocados por jóvenes visitantes que vienen a la Barceloneta en busca de juerga y excesos.

Gritos de «fuera» y «balconing» contra los turistas

Mientras a lo lejos, decenas de personas coreaban al unísono “fuera, fuera”. En el punto de mira de su ira, dos turistas italianos en bañador, con el torso desnudo y con una cerveza cada uno en la mano, en pleno paseo marítimo. Ellos totalmente ajenos al aluvión de críticas que les estaba cayendo, animaban a los vecinos en sus proclamas, en una escena completamente surrealista. “¡Balconing, balconing!”, gritaba la cabecera de la manifestación a un grupo de turistas en biquini y bañador, encaramados a la azotea de un piso turístico, en el Paseo Juan de Borbón. “No puede ser que sean las cuatro de la mañana y nosotros sin poder dormir”, se quejaba otro vecino.

La del sábado era la cuarta manifestación vecinal en tan sólo una semana. El barrio está cansado de borracheras, vomitonas, gritos, meadas, incluso de que sus calles y portales sean el lugar donde se practique sexo sin ningún tipo de pudor. Muchos habitantes de la Barceloneta encabezados por la Asociación de vecinos de l’Òstia, arremete directamente contra las viviendas turísticas. Legales se cuentan por 72, pero hay quien asegura que existen centenares que actúan fuera de la ley.

Una reunión sin consenso

“¿Sabe cuántas veces he tenido que cambiar el interfono de mi bloque?”, preguntaba con indignación un vecino a la concejala de Ciutat Vella, Mercè Homs, durante la reunión que mantuvieron el pasado viernes día 22 de agosto. Las quejas más repetidas entre las comunidades de vecinos que cuentan con una vivienda turística son el desgaste de escaleras, pasamanos, ascensores y puertas por el ir y venir de maletas de los turistas. Eso sin contar las llamadas a timbres equivocados a altas horas de la noche, o los saraos que aseguran, se montan tabique con tabique.

“Pedimos la supresión de todos los pisos turísticos”, reclamaba micro en mano Sergio Arnás, que ejerció de moderador. Además, en el cara a cara el barrio propuso otras medidas como crear un censo real de apartamentos turísticos en el barrio hecho conjuntamente entre ayuntamiento y vecinos (monitorizando las páginas web donde se publiciten). También se puso encima de la mesa la imposición de multas y retirada de licencias a aquellas inmobiliarias que comercialicen viviendas para uso turístico ilegales. Como último punto, y más ovacionado, por su vocación de terminar con el problema estructural de falta de viviendas que padece la Barceloneta, los vecinos proponen convertir todos los apartamentos turísticos ilegales en pisos de alquiler social.

Las medidas «insuficientes» del ayuntamiento de Barcelona

Ante tal torrente de quejas y soluciones, Mercè Homs tan sólo prometió valorar todo lo aportado en la reunión, además de anunciar la aplicación de forma inmediata del paquete de medidas que ya había anunciado horas antes ante la prensa. Desde el lunes 25 de agosto se han puesto en funcionamiento tres equipos de inspección, entre agentes de Guàrdia Urbana y personal municipal, que revisarán de forma aleatoria pisos del barrio para comprobar cuáles son legales y cuáles no. La gran novedad es que el ayuntamiento de Barcelona actuará de oficio, es decir, que no será necesaria una denuncia previa de los vecinos. Se trata de una reclamación que viene de lejos ya que los habitantes de la Barceloneta estaban hartos de tener “que ejercer de policía”, ante un problema que les ha venido dado. El ayuntamiento también reforzará la presencia de la policía, así como también de los agentes cívicos en la zona. Habilitará también un teléfono especializado en pisos turísticos, y mantendrá varias mesas de trabajo con el vecindario.

“Son unas medidas de parche que no nos van a solucionar el problema ahora en el mes de agosto, que es cuando lo sufrimos”, era la valoración de Oriol Casabella, Presidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta. Según esta asociación es imposible que las auditorías piso a piso y bloque a bloque acaben siendo efectivas. “En el barrio existen 9000 viviendas, no van a dar abasto a corto plazo”, pronosticaba Casabella. Y ante el anuncio de más presencia policial en el barrio, desde la asociación temen que ésta dure lo que dure el “suflé” mediático. “Cuando se vayan las cámaras de la Barceloneta, volveremos a tener la misma policía que antes”, se resignaba el Presidente de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta.

Los propietarios piden más regulación y un cambio del Plan de Usos

De la reunión con la concejala, el barrio pedía llegar a un acuerdo y por escrito. Sin embargo lo que se obtuvo fue una gran decepción por lo que consideran los vecinos una palmaria falta de respuestas de Homs. “Yo soy la parte intermedia entre vosotros y los propietarios de los pisos turísticos”, tomaba la palabra Jordi, un supuesto trabajador del sector de viviendas de uso turístico. “Yo me encargaba del mantenimiento de los pisos, pero acabo de perder mi trabajo porque los propietarios han cerrado los pisos, por la presión de los últimos días”, trataba de argumentar en medio del alboroto general. No pudo terminar de hablar, los vecinos se lo impidieron.

“No entienden que se trata de un negocio que da riqueza al barrio, y que los turísticas seguirán viniendo”, comentaba este trabajador a los medios de comunicación para sentenciar “estamos discriminados”. En la misma línea apunta el Secretario de la Asociación de Propietarios de Viviendas destinadas al Alquiler de Uso Turístico de Barcelona, Julián López. “Nosotros no estamos de acuerdo con los actos incívicos, que recalco son excepcionales, pero hay que recordar que casi un 90% de los clientes son familias y que el uso de estas viviendas es eminentemente residencial”, asegura López.

Con unos 200 socios y cerca de una veintena de pisos turísticos localizados en la Barceloneta, esta asociación dirige sus principales críticas al ayuntamiento de Barcelona. “Una regulación del sector significaría una regulación del incivismo”. Julián López ataca directamente al Plan de Usos municipal que no otorga más licencias para las viviendas de uso turístico, que acaba generando un mercado ilegal de pisos. “El propietario con licencia puede hacer uso de la normativa que marca que en 24 horas puede echar del domicilio a los inquilinos incívicos”, recuerda López. Desde la asociación se remarca el aspecto positivo para las fincas que alojan uno de estos pisos ya que en muchas ocasiones el propietario accede a la rehabilitación de viviendas obsoletas y en deficiente estado de conservación. También apuntan al beneficio económico que supone la existencia de pisos de este tipo legales para el tejido económico. “Las familias compran y consumen productos frescos y de alimentación, por lo que fruterías, carnicerías, mercados, etc; ven incrementados el número de sus clientes”, afirma Julián López. “Por no decir que estas viviendas pagan tasas e impuestos como el IBI”, sentencia el secretario de la asociación de pisos turísticos de Barcelona.

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