Un ejemplar adulto de elefante africano, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
El parque Nacional Queen Elizabeth queda al sur de Uganda y cuenta con más de 300.000 m² de extensión. A lo largo de la gran superficie del parque el visitante puede disfrutar de la sabana de hierba baja, la sabana de arbusto y el bosque húmedo tropical. En el “Queen” se pueden observar con facilidad: elefantes africanos, antílopes, búfalos, hipopótamos, facóqueros (los popularmente conocidos como “pumbas”), marabús, pelícanos, cocodrilos, mandriles, todo tipo de pájaros y algunos leones. Mucho más complicado es ver leopardos, aunque también los hay.
Existe una gran problemática entre los leones y las trece comunidades de personas locales que viven dentro del parque. Algunos de los pueblos, como el de Bunyampanka, son pescadores. Viven de lo que consiguen en los dos grandes lagos del parque: el lago Edward y el lago George. Pero otros, a medida que aumentan sus poblaciones, inevitablemente afectan gravemente al entorno. Y lo que es peor, acaban matando a los animales porque simplemente les molestan, o por que les causan pérdidas en su ganado. Según el último censo, tan solo quedaban entre 30 y 40 leones en todo el parque. Las últimas noticias hablan de un envenenamiento masivo, por parte de los lugareños. Este hecho causó la muerte a catorce leones. El gobierno ugandés trata de sacar a las comunidades del “Queen” para evitar que se siga degradando el entorno. Pero es extremadamente complicado. Veremos.
Un grupo de leones jóvenes descansan bajo la sombra de un árbol, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Por suerte para nosotros, logramos localizar a un grupo de unos seis o siete leones tumbados bajo la sombra de una acacia, con las barrigas a reventar. La mayoría eran cachorros que no llegaban al año de vida. La madre vigilaba la estampa desde la distancia, entre los arbustos. Hora de la siesta para la manada mientras, a pocos metros, el cadáver de un búfalo yacía inerte. Nosotros accedimos al parque por la carretera de Muko, rodeada por rectos y altos pinos importados desde Europa y posteriormente replantados para usarlos como madera. Es habitual ver pequeños aserraderos en los márgenes de la carretera. Normalmente la madera se corta entre dos hombres con una gran sierra. Así la aprovechan más que si utilizaran una mecánica.
Durante el safari tuvimos el privilegio de visitar los dos sectores del parque que están abiertos al público. El sur cuenta con más árboles. Algunos como: las acacias, -de copa plana o “flag top” y las de espalda amarilla o “yellow back”-, el “fig tree” y los baobabs, entre otros. El sector norte es mucho menos arbolado. Nuestra entrada al sector sur fue apoteósica. A 40 metros del acceso topamos con una manada entera de elefantes, -unos 30-, que en aquel preciso instante estaba cruzando uno de los principales caminos de tierra. Parecía un paso de cebra para el que nunca se ponía el disco rojo.
Una de las entradas al Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Al parque se accede a través de varias entradas principales que conectan con diferentes sectores a través de caminos o senderos de tierra, y una carretera principal, aunque mal asfaltada. Las normas son claras. La entrada cuesta 150 dólares. No se puede circular a más de 40km/h. Está prohibido desviarse del recorrido marcado. No se puede tirar basura. La hora de cierre es a las 19h. A medida que uno recorre el parque atraviesa varios sectores. Para entrar en cada uno de ellos debe enseñar los permisos en los puestos llamados “check points”. Estos no dejan de ser simplemente un par de casetas o cabañas, que custodian grandes puertas metálicas de acceso. El personal va vestido al modo militar, aunque su trato es cordial, incluso amigable.
Exuberancia de la vida salvaje en el canal de Kazinga (Uganda).
Aunque los soldados ugandeses no pueden bajar la guardia. No es extraño ver algún destacamento de maniobras o haciendo marcha por los caminos con el objetivo de mantener intactas y protegidas las fronteras ante el gran país vecino: el Congo. De hecho en un “check point” vimos a unos cuantos militares armados con fusiles y una ametralladora descansando bajo la sombra de un árbol.
El paraje es cambiante, tanto por lo que se refiere a la vegetación, como al clima. Puede hacer calor de verano cuando el sol calienta. Aunque también llover torrencialmente al poco rato, regando de vida la verde sabana. Desde nuestro lodge, el “Elephant Hab” se extiende la sabana y, a lo lejos, la segunda montaña más alta de África, después del Kilimanjaro: el Rwenzori.
El PN (parque nacional) también es conocido por sus lagos en los cráteres o “salty lakes”. Provienen de la era en la que los volcanes de esta zona estaban activos. Dependiendo de la cantidad de sulfuro y sal, cada cráter presenta un aspecto diferente.
Unos con un anillo blanquecino exterior pero con bosque frondoso en el interior. Otros con agua pero con una capa blanquecina en la superficie. Y otros completamente forrados de sabana.
Lago Bunyampanka creado en un cráter generado por un volcán,
Un ejemplar adulto de elefante africano, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
El parque Nacional Queen Elizabeth queda al sur de Uganda y cuenta con más de 300.000 m² de extensión. A lo largo de la gran superficie del parque el visitante puede disfrutar de la sabana de hierba baja, la sabana de arbusto y el bosque húmedo tropical. En el “Queen” se pueden observar con facilidad: elefantes africanos, antílopes, búfalos, hipopótamos, facóqueros (los popularmente conocidos como “pumbas”), marabús, pelícanos, cocodrilos, mandriles, todo tipo de pájaros y algunos leones. Mucho más complicado es ver leopardos, aunque también los hay.
Existe una gran problemática entre los leones y las trece comunidades de personas locales que viven dentro del parque. Algunos de los pueblos, como el de Bunyampanka, son pescadores. Viven de lo que consiguen en los dos grandes lagos del parque: el lago Edward y el lago George. Pero otros, a medida que aumentan sus poblaciones, inevitablemente afectan gravemente al entorno. Y lo que es peor, acaban matando a los animales porque simplemente les molestan, o por que les causan pérdidas en su ganado. Según el último censo, tan solo quedaban entre 30 y 40 leones en todo el parque. Las últimas noticias hablan de un envenenamiento masivo, por parte de los lugareños. Este hecho causó la muerte a catorce leones. El gobierno ugandés trata de sacar a las comunidades del “Queen” para evitar que se siga degradando el entorno. Pero es extremadamente complicado. Veremos.
Un grupo de leones jóvenes descansan bajo la sombra de un árbol, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Por suerte para nosotros, logramos localizar a un grupo de unos seis o siete leones tumbados bajo la sombra de una acacia, con las barrigas a reventar. La mayoría eran cachorros que no llegaban al año de vida. La madre vigilaba la estampa desde la distancia, entre los arbustos. Hora de la siesta para la manada mientras, a pocos metros, el cadáver de un búfalo yacía inerte. Nosotros accedimos al parque por la carretera de Muko, rodeada por rectos y altos pinos importados desde Europa y posteriormente replantados para usarlos como madera. Es habitual ver pequeños aserraderos en los márgenes de la carretera. Normalmente la madera se corta entre dos hombres con una gran sierra. Así la aprovechan más que si utilizaran una mecánica.
Durante el safari tuvimos el privilegio de visitar los dos sectores del parque que están abiertos al público. El sur cuenta con más árboles. Algunos como: las acacias, -de copa plana o “flag top” y las de espalda amarilla o “yellow back”-, el “fig tree” y los baobabs, entre otros. El sector norte es mucho menos arbolado. Nuestra entrada al sector sur fue apoteósica. A 40 metros del acceso topamos con una manada entera de elefantes, -unos 30-, que en aquel preciso instante estaba cruzando uno de los principales caminos de tierra. Parecía un paso de cebra para el que nunca se ponía el disco rojo.
Una de las entradas al Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Al parque se accede a través de varias entradas principales que conectan con diferentes sectores a través de caminos o senderos de tierra, y una carretera principal, aunque mal asfaltada. Las normas son claras. La entrada cuesta 150 dólares. No se puede circular a más de 40km/h. Está prohibido desviarse del recorrido marcado. No se puede tirar basura. La hora de cierre es a las 19h. A medida que uno recorre el parque atraviesa varios sectores. Para entrar en cada uno de ellos debe enseñar los permisos en los puestos llamados “check points”. Estos no dejan de ser simplemente un par de casetas o cabañas, que custodian grandes puertas metálicas de acceso. El personal va vestido al modo militar, aunque su trato es cordial, incluso amigable.
Exhuberancia de la vida salvaje en el canal de Kazinga, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Aunque los soldados ugandeses no pueden bajar la guardia. No es extraño ver algún destacamento de maniobras o haciendo marcha por los caminos con el objetivo de mantener intactas y protegidas las fronteras ante el gran país vecino: el Congo. De hecho en un “check point” vimos a unos cuantos militares armados con fusiles y una ametralladora descansando bajo la sombra de un árbol.
El paraje es cambiante, tanto por lo que se refiere a la vegetación, como al clima. Puede hacer calor de verano cuando el sol calienta. Aunque también llover torrencialmente al poco rato, regando de vida la verde sabana. Desde nuestro lodge, el “Elephant Hab” se extiende la sabana y, a lo lejos, la segunda montaña más alta de África, después del Kilimanjaro: el Rwenzori.
El PN (parque nacional) también es conocido por sus lagos en los cráteres o “salty lakes”. Provienen de la era en la que los volcanes de esta zona estaban activos. Dependiendo de la cantidad de sulfuro y sal, cada cráter presenta un aspecto diferente.
Unos con un anillo blanquecino exterior pero con bosque frondoso en el interior. Otros con agua pero con una capa blanquecina en la superficie. Y otros completamente forrados de sabana.
Lago Bunyampanka creado en un cráter generado por un volcán, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
En el lago Bunyampanka los lugareños extraen la sal. También es común ver a muchos animales beber en la orilla de estos cráteres para aprovisionarse de la dosis necesaria de sodio. Algunos, los ejemplares más mayores se retiran a estos lagos para morir.
Un hipopótamo se protege del sol abrasador en el fango de una charca, en el Parque Nacional Queen Elizabeth (Uganda).
Ya he hablado de los dos grandes lagos, -el Edward, que hace frontera natural con el Congo, y el George-, pero no del impresionante canal que los une: el Kazinga. Cuenta con 14km de extensión y unos 8 metros de profundidad. Está dedicado al turismo. Unas pocas embarcaciones recorren la orilla derecha para hacer avistamiento de todo tipo de animales.
Hay unos 2.000 hipopótamos. Muchos se concentran en los márgenes, en grupos de 8 o 10 para descansar en el agua. Permanecen unos encima de otros, apelotonados. La escena se compone con otros tantos búfalos en la orilla y en tierra firme, y decenas de pájaros de vistoso plumaje. El agua verdosa de este canal también aloja cocodrilos de tamaño mediano que normalmente comen peces. La vida se abre camino en el Parque Nacional Queen Elizabeth.
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