
Bahati, «el afortunado», gorila espalda plateada de la familia Bushaho, Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)
Decidimos visitar a los gorilas de montaña en Uganda y no Rwanda básicamente por el precio. Del año pasado a este, el permiso ruandés para encontrar a esos grandes primates en el Parque Nacional de los Volcanes, se ha multiplicado por dos (unos 1500 dólares por persona).

Bahati, «el afortunado», gorila espalda plateada de la familia Bushaho, Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Disfrutar de ellos después de unas cuantas horas de caminata en el Bosque Impenetrable de Bwindi, al sur de Uganda, cuesta la mitad. Descartamos totalmente verlos en Congo, pues los rebeldes matan a esos majestuosos animales y secuestran a los visitantes (según nos informan los guías locales).
Nuestro lodge (hotel) fue el Nkuringo Bwindi Lodge. Una refugio muy confortable en medio de campos de cultivo, y del bosque húmedo.

Desvío hacia Nkuringo Lodge, desde la carretera Kabale-Katuna-Kigali, (Uganda)
Desde la terraza de la sala de estar para invitados se vislumbran, entre la niebla, las montañas de Virunga: Mohabura (pertenece a Rwanda), Gahinga (Rwanda y Uganda) y Sabinyo (Congo). Allí también hay gorilas.

Fundación Internacional Dian Fossey para la preservación de los gorilas de montaña, en Musanze (Rwanda).
Según la Fundación Internacional Dian Fossey para la preservación y conservación de estos primates, en la actualidad la única población que va en aumento es la de los gorilas de montaña. En el último censo de 2011 se contabilizaron 880 individuos entre Congo, Uganda y Rwanda.

Cría del macho espalda plateada Bahati, familia Bushaho, Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Sin embargo los gorilas de Grauer van en retroceso. En la actualidad quedan uno 3.800 y solo se encuentran en el Congo donde, desgraciadamente, los matan. En cuanto a los gorilas de las de tierras bajas del oeste, la población se mantiene. Hay unos 100.000, entre Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial, Congo y Angola.

Dos hembras de gorila de montaña y una cría, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Por último, los gorilas de río también mantienen su población. Se estima que hay unos 300, en Nigeria y Camerún. Independientemente de si la población es estable o no, a todos se les considera que están en peligro crítico de extinción.

Alrededores del Bosque Impenetrable de Bwindi en el área de Nkuringo (Uganda).
En el bosque impenetrable de Bwindi hay censados unos 400 gorilas de montaña. Así pues, es casi posible asegurar con toda certeza que el visitante no abandonará el parque sin haber visto antes a estos carismáticos animales.

Una hembra de gorila de montaña reposa en la espesura de la selva del Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
En el parque la actividad empieza muy temprano a las 6.30h. A los visitantes se les reúne en el punto de encuentro para ofrecerles información sobre cómo va a hacerse la búsqueda de gorilas. Después, bastón en mano, empieza la aventura, dejando atrás Kahurire, la última población, antes de llegar al bosque.

Hembra de gorila de montaña de la familia Bushaho, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Se tarda cerca de una hora en abandonar las laderas salpicadas de campos de cultivo de patata y té, aserraderos, casas particulares, o cualquier vestigio de civilización, antes de entrar en el bosque primario (virgen). Es entonces cuando hace acto de presencia la exuberancia de la selva o bosque húmedo, en todo su esplendor.
Bahati reposa sentado en una rama, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Nkuringo se encuentra a unos 2.100 metros de altitud, así que el frescor es algo perenne en el lugar, pero a medida que uno va descendiendo hacia una especie de valle, -en medio de una orografía muy accidentada-, zigzagueando entre senderos, el calor cada vez es más evidente. El camino se estrecha y la luz se tamiza por una gran cantidad de hojas y ramas.

Bahati, muestra su espalda plateada en todo su esplendor, trepando a un árbol, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
La protección es máxima. Para un grupo de ocho personas, un soldado armado con un kalashnikov encabezaba la comitiva, y otro, igualmente armado, la cierra. Ambos visten traje militar con dos parches en cada manga.

Ranger o guardabosques de la UWA (Autoridad de la Vida Salvaje de Uganda), en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Uno con la bandera de Uganda, y el segundo con las siguientes palabras bordadas: “Autoridad Ugandesa sobre la Vida Salvaje”. También nos acompaña una tercera persona, en este caso, un guía “ranger” (guardabosques), que es el encargado de aclarar cualquier duda que podamos tener.
“Vamos a intentar localizar a una familia de gorilas llamada Bushaho, que para los locales de la zona significa monedero pequeño donde se guarda el dinero”, aseguraba Wilber, nuestro ranger-guía. La excitación va en aumento a medida que la espesura del bosque se cierne sobre los inexpertos caminantes.

Ranger o guardabosques de la UWA (Autoridad Ugandesa de la Vida Salvaje), en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Pasada otra hora, y después de haber cruzado un par de riachuelos con la ayuda de unas lianas, nos juntamos con otros tres cuidadores de gorilas. Estos son los encargados de localizar exactamente el punto donde se encuentran las familias de gorilas. Es el momento de tomar algo de agua por última vez. Ante los gorilas está prohibido comer y beber.

Una hembra y una cría se relajan en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Lo primero que oí fue el susurro ahogado “están ahí”, de una azafata de vuelo de Barcelona que también hacía la excursión con nosotros (el “tracking” de gorilas). Un inmenso gorila macho de espalda plateada se mecía entre los arbustos y la hierba, mientras se sentaba relajado en el suelo. A su lado, una cría de unos seis meses, revoloteaba dejando ver sus grandes ojos en medio de una nube de pelo negro.
En aquel momento no pude hacer otra cosa que disparar como un poseso mi cámara de fotos y rezar para que alguna hubiera quedado bien enfocada. A penas estábamos a poco más de cinco metros de tan majestuoso ejemplar.

El espalda plateada Bahati con su cría en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
“No le mires a los ojos”, Esther me despertó del trance. Hasta aquel momento no me había dado cuenta que el gorila se había fijado en mi y no me quitaba el ojo de encima. Dicen que no hay que mirar directamente a los ojos a un gorila porque eso significa que quieres desafiarlo. Y, por supuesto, yo no estaba para ese tipo de encuentros, así que decidí bajar la mirada. Más que nada para prevenir, ya que el gorila estaba la mar de tranquilo (o eso me parecía).
Bahati “el afortunado”, -así es como se llama el espalda plateada-, empezó a moverse parsimoniosamente, con sus 240 kilos de peso, encaramándose a un árbol cercano. Desde ahí, a parte de comer deliciosas hojas (para la dieta de este primate, claro), tenía mejor visión de los visitantes que no parábamos de fotografiarlo desde el suelo. Pero Bahati no estaba solo, le acompañaban en la distancia tres hembras, además del bebé, como ya he comentado.

Una hembra y una cría juguetean en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Dos de ellas, de menor tamaño que el macho, entorno a unos 160 kilos, estaban retozando en el manto verde de la selva. Una estaba tumbada, despreocupada, mientras que la segunda estaba sentada con las piernas encogidas, los brazos cruzados (como una persona) y la mirada perdida. Pronto, el pequeño se unió a una de ellas, rodando por su tripa y escondiéndose. Se mostraba curioso pero a la vez tímido ante los extraños que habíamos llegado para perturbar su paz. Por supuesto, a nosotros, se nos caía la baba.

Bahati muestra su espalda plateada encima de un árbol, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Otra hembra se encontraba parapetada detrás de varias ramas en un árbol, un poco más alejado. Todos formaban parte de la misma familia, los “Bushaho”. Afortunadamente esa cría representa el futuro de una especie muy amenazada. “La población va en aumento”, nos aseguró Wilber, el ranger.

Una cría es acariciada por una hembra de gorila de montaña, en el Bosque Impenetrable de Biwindi.
A pesar de que no existe un censo actualizado (el último es de 2011, ya que la República Democrática del Congo no está en condiciones de participar en un recuento, junto con Rwanda y Uganda), las previsiones hablan de que en Bwindi podría haber en la actualidad entre 500 y 600 gorilas.

Hembra y cría de gorila de montaña, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
“Pero el aumento no se debe a que haya habido más alumbramientos de lo normal, sino a que los gorilas están siendo protegidos de peligros como trampas o la caza furtiva, nuestro objetivo es erradicar la caza”, nos aseguraba Wilber.

Una hembra de gorila de montaña parece reflexionar sobre nuestra visita, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda)
Se puede decir, -según el parque-, que actualmente son poco habituales los episodios de caza porque cada vez la población local está más concienciada.

Punto de control de la Autoridad sobre la Vida Salvaje de Uganda, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Además, las penalizaciones por entrar al parque de Bwindi sin la autorización pertinente, o por haber matado a algún animal son muy elevadas. “Si alguien entra sin permiso, puede acabar en la cárcel, si se demuestra que ha matado a algún gorila u otro animal, puede ser condenado a 20 años de prisión, a pagar 200 millones de chelines ruandeses (unos 67.000 dólares), o ambas penas a la vez, dependiendo del valor de los animales abatidos”, nos contó nuestro ranger a modo de mantra tranquilizador.

Una de las salas del museo en la Fundación Internacional Dian Fossey en Musanze (Rwanda).
El incremento de ejemplares de gorilas de montaña también se debe a que los conservacionistas y las comunidades locales empiezan a trabajar codo con codo. Se han establecido unos límites que ni los agricultores ni los gorilas deben traspasar.

Hembra y cría de gorila de montaña, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Se ha plantado té para delimitar los terrenos. A los gorilas no les gusta esta planta y/o arbusto, así que se mantienen alejados todo lo que pueden. Así no penetran en los campos de cultivo. Y se evitan problemas con las comunidades locales.

Sala de estar de Nkuringo Lodge, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
“Aún así, si los gorilas se mueven y se adentran en el terreno de los humanos, informamos inmediatamente a las comunidades locales y les pedimos que nos ayuden a hacerlos volver al parque, los lugareños saben lo importantes que son los gorilas para ellos”, trataba de convencernos Wilber mientras regresábamos de vuelta al campamento base.

Bahati, el espalda plateada, mira desafiante a la cámara, en el Bosque Impenetrable de Bwindi (Uganda).
Es difícil describir los sentimientos que le sobrevienen a uno cuando pasa una hora con gorilas de montaña en libertad en medio del bosque húmedo. Si tengo que elegir uno, me quedaría con: agradecimiento hacia esos maravillosos animales por dejarnos compartir unos valiosos minutos con ellos, y también por seguir sobreviviendo a pesar de las adversidades.

Una cría de gorila de montaña come un fruto, mientras reposa encima de una hembra, en el Bosque Impenetrable de Bwindi.
Los miles de quilómetros recorridos han merecido la pena. El 20% del permiso para acceder a Bwindi se destina al desarrollo de las comunidades locales. Ese dinero se utiliza para construir escuelas, generar microcréditos para proyectos de mejora de las comunidades, etc. “Sin los turistas es mucho más difícil para nosotros proteger a los gorilas, por favor seguid visitándonos y apoyándonos con dinero para que los gorilas sigan viviendo”, nos animaba nuestro ranger. ¡Larga vida a los gorilas!!
wooow! espectacular. Nosotros este año teníamos pensado ir a Uganda a verlos y a hacer algún safarí pero al final… se torció. Fuimos de safari a Tanzania y en avioneta a ver los gorilas a Rwanda! vinimos enamorados! Eso si, CARISIMO!
Hola viajeros!!!! Gracias por escribirme y por seguir este blog. Qué bien que fuérais a ver los gorilas a Rwanda! Tienes razón, han doblado el precio y es carísimo!!! Tenéis que darle una oportunidad a Uganda, la gente es maravillosa. Siempre con la sonrisa en la boca aunque no tengan nada. Un abrazo!!