El departament de Educación de la Generalitat de Catalunya ha comprado 64.000 mascarillas comunicativas o accesibles para las personas sordas de la marca Mar Màgic. ¿Qué significa este último concepto? Pues que son mascarillas consideradas higiénicas para proteger de la covid, pero que además, de una manera u otra, permiten que se vean los labios.
Al contrario de lo que pudiera parecer en un primer momento, este tipo de mascarillas deberían ser utilizadas por docentes y compañeros de las personas sordas que siguen la educación reglada en centros educativos de Catalunya, más que por parte de las personas sordas,que también. ¿Por qué?, pues porque son los sordos los que tienen que leer los labios de los que no tienen problemas auditivos para que no se pierdan nada de lo que se está comunicando dentro de las clases. En algunas ocasiones, en el aula hay una persona que traduce al profesor en lengua de signos. Pero además de signar, hay muchas personas sordas que mediante implantes cocleares, también pueden leer los labios.
¿Qué pasa con las mascarillas por la covid? Pues que los niños sordos escolarizados se pierden parate de la información, comunicativamente hablando, puesto que la inmensa mayoría de las mascarillas no permiten ver los labios. A priori, que la Generalitat haya comprado 64.000 mascarillas accesibles debería ser una buena noticia. ¿Pero dónde está el problema? Pues en que hay varias asociaciones que no se ponen de acuerdo en cuál es la mejor.
La que ha escogido la Generalitat combina tela y plástico pero…, se empaña. Hay otros modelos de fibra, que no son totalmente transparentes (de hecho son traslúcidos) pero evitan el problema del vaho. Esto, según el fabricante, se puede solventar aplicando una gotita de jabón lavavajillas, o cualquier otro tipo de jabón antigrasa, unos minutos antes de utilizar la mascarilla (entre 40 y 60 segundos). También se puede aplicar un spray anti vaho (como para las gafas). Pero claro, parece un sin sentido que la Generalitat haya comprado unas mascarillas «defectuosas».
Así que asociaciones como FESOCA y Volem Signar y Escoltar, ponen el grito en el cielo, porque creen que además de ser antihigiénico (al tener que respirar este tipo de productos químicos durante tanto rato) dicen que no permiten ver la expresión de la cara. Por el contrario, otra asociación (ACCAPS) asegura que después de haber realizado un estudio comparativo con varias mascarillas, la que ha escogido la Generalitat, a pesar de empañarse, es la que permite que se lean los labios a más distancia (unos dos metros, lo que sería una distancia que pudiera darse en un aula). Aseguran que no es la mejor solución pero tampoco es la peor.
Por parte del departamento de Educación de la Generalitat aseguran que han comprado la única mascarilla homologada, pero aquí entramos ya en un terreno pantanoso. Puesto que hay un vacío legal debido a una situación de pandemia que nos ha venido sobrevenida y a que este tipo de mascarillas no están reguladas. Lo que está certificado por ejemplo es el tejido, pero el plástico no.
En definitiva, unas asociaciones piden que las mascarillas compradas por el Govern sean sustituidas por otras, y a otras, ya les está bien las que se han comprado.