Crisis hispano-marroquí: asalto a la valla de Ceuta

¿Por qué ha estallado esta crisis?

La crisis estalla tras una serie de avisos por parte de la diplomacia marroquí conforme les desagrada la política española con todo lo vinculado con el Sahara Occidental y la hospitalización en España del líder del Polisario. La diplomacia marroquí muestra así su descontento por lo que creen que se trata de un acto hostil de España. Pero llueve sobre mojado, se dice que marruecos es un socio prioritario, pero España no tiene voluntad de hacer un cambio de postura hacia el Sáhara Occidental, ni puede ni tiene capacidad para hacerlo. Marruecos se siente empoderado para plantar cara a España, empezó con la crisis de Canarias. Pero Marruecos también está en crisis con Alemania, el régimen alauí se siente fuerte.

Está claro que esta crisis está muy vinculada con la nueva actualidad que ha adquirido el Sáhara. Sobre todo porque ha aumentado el conflicto, su intensidad, incluso con hostigamientos. Se ha roto el alto al fuego, pero también por la dimensión diplomática, por el cambio de cromos con Donal Trump por el reconocimiento de Israel por Marruecos y también del Sáhara por EEUU. El hecho de que Biden no haya echado marcha atrás ha reforzado a Marruecos.

¿Qué busca Marruecos al relajar los controles migratorios?

A corto plazo lo que intenta es mostrar su incomodidad sobre cómo se ha gestionado el caso del Sáhara por el gobierno español y recordar cuan beneficiosa es la participación marroquí. Pero además Marruecos lleva años problematizando la situación de Ceuta y Melilla asfixiando económicamente a las dos ciudade. El país vecino lo que pretende es abrir el debate sobre el futuro de Ceuta y Melilla. Ese es el trasfondo, que Ceuta y Melilla entren en la agenda política.

¿Qué opciones tiene España?

Mostrar la capacidad de resistencia, hay lecciones que aprender de otras crisis, como las greco-turcas, es muy importante no mostrar signos de desesperación o de miedo. Otra cosa que España debe hacer es mantener siempre una puerta abierta a la resolución de la crisis, y para eso, ninguna de las dos partes deben aparecer ante la opinión como perdedoras. España debe europeizar la crisis y en última instancia sacar el arsenal diplomático y pedir al jefe del Estado que haga algún tipo de gestión para reconducir esta situación.

¿Ha sido contundente la respuesta europea?

La respuesta por parte de la Comisión, del Consejo y del Alto Representante ha sido muy clara, a diferencia de la crisis del Perejil, porque toca temas sensibles para Europa. Ha habido una posición muy clara por parte de las instituciones, pero menos explícito es el apoyo de los estados de peso, quizá están enviando mensajes por canales más discretos, como Francia. Sí que se ha respondido de forma clara y en bloque a nivel de instituciones europeas. España tampoco ha pedido una condena por parte de los jefes de estado, porque se busca una salida a la crisis. En este caso España no debe escalar el conflicto, no le conviene.

¿Con qué apoyos internacionales cuenta Marruecos?

Marruecos ha desplegado una política africana que ha conseguido frutos económico y diplomáticos, después de años de aislamiento, ha conseguido complicidad con Francia, han mantenido un buen tono, e incluso de alianza. Una de las novedades en los últimos meses es que fruto de los cambios y pactos en el Golfo, Marruecos ha llegado a acuerdos no solo con Israel sino con los Emiratos Árabes Unidos. Unos de los últimos espaldarazos con el tema del Sáhara vino de la mano de Emiratos.

¿Qué implicaciones conllevaría que España reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental?*

Creo que las implicaciones que tendría sería una ruptura en materia de política exterior española, desde la retirada en el Sáhara occidental. Esto tiene una salida que pasa por un referéndum en la ONU, cambiar esta política es muy difícil porque necesitas muchos consensos en España, es un tema muy sensible. Sería una ruptura. Antes de hacer eso necesitarías consensos que no existen, generaría rechazos de parte de la sociedad civil y tensiones dentro de la coalición gubernamental. Sería algo que a Marruecos le agradaría enormemente, resolverías una crisis con Marruecos pero insuflarías mucha tensión en la política y sociedad española.

¿Cómo influye la reivindicación de Marruecos sobre Ceuta y Melilla?

Esta cuestión ha estado siempre desde la creación de Marruecos como estado independiente, desde 1956. En ese momento hay una reivindicación de recuperación de territorios. Las fuerzas políticas marroquíes como la monarquía han considerado siempre que esos territorios les han pertenecido y hablan de colonias. Es un elemento que esporádicamente ha sido utilizado por la política marroquí de forma nacionalista, se ha utilizado en momentos en el que se ha necesitado recuperar la fortaleza, en momentos de debilidad interna.  Es una reivindicación que a veces se hace y se coexiste con una realidad distinta que se produce en Ceuta y Melilla y no se va a producir una invasión. Pero lo que sí que consigue Marruecos es que la reivindicación sobre Ceuta y Melilla esté en la agenda. Lo que quiere España es sacar Ceuta y Melilla de la discusión bilateral, mientras que Marruecos lo  que ha intentado es meterlo en la agenda.

¿Se repetirán episodios similares en el futuro?

Peor fue lo de Perejil. Sobre la última crisis, todavía quedan muchos escalones. Tanto a nivel de hechos como de retórica, todavía no estamos en este nivel. La crisis migratoria va a continuar, va a ser algo irritante, los dos países van a mostrar su desacuerdo en algunos momentos. ¿Porque continuará siendo así? Porque va a continuar habiendo personas que querrán llegar a Europa, y España es un punto de entrada. Marruecos tiene un historial. Ha mostrado en el pasado, como en la crisis de Perejil, que se ha servido de la no cooperación en materia migratoria para presionar a España.

¿La herida abierta entre España y Marruecos se cerrará pronto o perdurará en el tiempo?

El cuan rápido y cuan bien se cierre solo se sabe en el palacio real en Rabat. Los escenarios están totalmente abiertos. Se puede ir más lejos e ir testeando hasta ver dónde están los límites. Esta crisis se resolverá tarde o temprano, como ha pasado en otros encontronazos entre España y Marruecos. Necesitan encontrar un mecanismo de coexistencia. Tarde o temprano sucederá. Depende mucho de que las dos partes se den cuenta de los costes para las dos partes. Un daño de la imagen internacional para Marruecos. Aunque también hay en juego elementos de cooperación que son importantes para las dos partes. Es una herida que todavía está muy inflamada. La situación se normalizará rápidamente, pero la recuperación de la confianza recíproca tardará más. Por la parte marroquí tiene que ver con los agravios del dosier del Sáhara, y por la de España que Marruecos intenta utilizar los puntos débiles en cuanto a al tema migratorio.

¿Ya se habla abiertamente de crisis diplomática por parte de ambos gobiernos?

Es una crisis diplomática, se hacen acusaciones duras por parte del ministro de asuntos exteriores marroquí, a través de la llamada a consultas de la embajada marroquí a Rabat. Pero también es una crisis migratoria y de confianza. La resolución debe de hacerse en muchos ámbitos, en el migratorio, diplómatico, político, de confianza, etc.

¿Por qué Marruecos es tan  importante para España, Europa (freno terrorismo yihadista, freno migración irregular)?

Son dos países vecinos y con contenciosos territoriales abiertos, más allá de esta tensión hablamos de dos países con relaciones económicas y sociales intensas. España es el principal socio comercial de Marruecos. En España residen casi un millón de ciudadanos marroquíes. España es un actor principal en la operación paso del Estrecho, pero también en cooperación policial, terrorismo, etc. Hay relaciones muy cargadas por el pasado histórico, y existen dos visiones excluyentes. La de un nacionalismo español y un nacionalismos marroquí.

La cooperación en la lucha antiterrorista preocupa. Probablemente esta cooperación esté menos en peligro que la cooperación en términos de flujos migratorios. En materia migratoria es una relación asimétrica, Marruecos tiene la idea de que ayuda a España. Cuando hablamos de la lucha antiterrorista estamos hablando de compartir estrategia, información, inteligencia, y que beneficia a los dos países.

¿Se teme una escalada militar?

No estamos en esta fase, no estamos en un discurso militarista. Hay un precedente que es el de Perejil que por suerte no degeneró en situaciones más graves. Estamos ante una crisis migratoria, social, de confianza pero no estamos ante una crisis militar.

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