
Ante una nueva variante de la covid19, y a las puertas de las fiestas navideñas, las autoridades sanitarias españolas no anuncian nuevas restricciones por el momento. Más allá del certificado o pasaporte covid que ya está en funcionamiento en algunas comunidades, parece que nadie está dispuesto a ser el primero en poner límites a reuniones familiares o cenas de empresa. En definitiva, nadie se atreve a poner coto a la recuperación económica en la época de mayor gasto. Otros países de nuestro entorno, como Alemania, ya han anunciado vacunación obligatoria para los primeros meses de 2022 y un confinamiento de facto para los no vacunados. Nosotros transitamos el puente de la Constitución con cifras récord en ocupación hotelera y atascos en carretera.
Antes de la crisis Ómicron, en España había alrededor de 4 millones de personas no vacunadas. En Catalunya, por ejemplo, días antes del fiasco técnico que llevó al traste el primer intento de puesta en marcha del pasaporte covid, una conocida cadena de gimnasios alertó de una cascada de peticiones de baja entre sus clientes. El departamento de Salut catalán mantiene puntos de vacunación poblacional con posibilidad de vacunar sin cita previa y ya ha anunciado que volverá a poner puntos móviles en lugares estratégicos. El jueves pasado se registraron largas colas en Fira de Barcelona para inocularse la vacuna, dosis de recuerdo, pero sobre todo primeros pinchazos. En el punto del centro comercial de la Maquinista, en la útima semana, “se vivieron momentos lamentables que requirieron la intervención de guardias de seguridad”, según manifestó el consejero Argimon. Los nervios están a flor de piel y son muchas las personas que, ante el estrechamiento del cerco, buscan su primera dosis. No en vano, en los últimos días ha habido un aumento significativo de primeras dosis. Unas 30.000 en pocos días. Hay quien tarda en verle las orejas al lobo.
Finalmente, a pesar de que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomienda la vacunación para menores de 12 años (concretamente de los 5 a las 11), la ministra de Sanidad, Carolina Darias anuncia que las vacunas llegarán en la segunda quincena de este mes de diciembre. Con lo que, la Asociación Española de Pediatría (AEP) teme que no se empiece a vacunar hasta enero del año que viene. El retraso de casi un mes puede aumentar la incidencia del virus en España (ahora supera los 200 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días) ya que se ha demostrado que el virus circula mucho más en menores no vacunados. El departamento de Educación catalán ha anunciado que el 75% de los contagios en las aulas corresponden a niños que se encuentran en la franja de la población no vacunada. Y si tenemos en cuenta que los centros sanitarios son un reflejo de lo que pasa en la comunidad, pues estamos ante un pez que se muerde la cola.